6.4.06

Volvemos a lo mismo: intentar publicar las fotos del delito, aquellas imágenes indecentes en las que se muestra el pecho descubierto de un ser humano femenino de 19 años a 600 ppp. Mejor callaré mi opinión moral al respecto de este tipo de hipocresías interneteras y me centraré en las características técnicas del trabajo: las imágenes fueron tomadas con poca luz, en un interior (no sé decir la cantidad lumínica aproximada porque no tenía fotómetro, sólo el de la cámara y éste marca más oscuro de lo que lo hace un exterior), aunque se intentó contrarrestar esta carencia con flexos de escritorio, lámparas de mesilla de noche y todos los focos de luz posibles. Incluso el tradicional papel albal entró en el margen de lo posible, si no fuera porque tenemos el mismo paquete de láminas pegadas entre sí desde que me hice mayor de edad.
El carrete era 200 ASA, si no recuerdo mal, con lo que se tomaron, por si acaso, con la luz adicional de flash y sin ésta, lo que consumió no pocos fotogramas (tres carretes de 24 casi al completo, creo).
Luego, fueron tratadas informáticamente para aumentar un poco el contraste (la desventaja de elegir las que no llevaban flash es que quedaban demasiado grises, a pesar de que la luz del flexo contra el estuco me chiflaba) y modificar la pajarita de papel. Esta última pretendía simbolizar a Edipo, o el guerrero: aquel intruso que se introduce en el solitario mundo de la esfinge y pretende sonsacarle el enigma con sus aires de superioridad. Es, por tanto, un elemento que no debe estar ahí, y como tal lo entendí. Utilicé filtros de dibujo, le aumenté la luminosidad y la proporción de azul, con lo que en pantalla quedaba un tono lila que ya me convenía para contrastar con el amarillo (digo en pantalla porque luego lo imprimí y quedó en plan beis chungo).
En fin, a pesar de todos los fallos técnicos que hubo, la modelo M. M. A. aguantó estoicamente el frío, la pajarita y el maquillaje a medias.

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